
El territorio nacional está lleno de ejemplos de ciudades donde los visitantes caminan sobre milenios de historia, pero tal vez en ningún lado se haga tan verdadero como en Aracena. Bajo el empedrado de este pintoresco pueblo blanco de la sierra de Huelva se oculta una auténtica joya natural que fascina a geólogos, pero también maravilla a cualquiera que ponga un pie en sus cuevas.
Se trata de la Gruta de las Maravillas, una formación subterránea de origen kárstico con una antigüedad estimada de 500 millones de años, considerada por muchos especialistas como una de las cuevas más bellas del planeta.
Aunque sus dimensiones, formaciones y conservación la sitúan entre las grandes del patrimonio subterráneo europeo, lo cierto es que es bastante desconocida más allá de las fonteras de la región.
Cómo es la Gruta de las Maravillas
La cueva se encuentra directamente bajo el casco urbano, en una elevación del terreno conocida como el Cerro del Castillo. La responsable de este espectáculo natural es el agua, que ha pasado millones de años esculpiendo la roca caliza hasta modelar un universo subterráneo de 2.130 metros de recorrido, de los cuales 1.200 están abiertos al público.
A través de tres niveles superpuestos, el visitante recorre un paisaje de pasadizos, lagos, estalactitas y estalagmitas. Aunque la mano humana no ha tenido parte en su esbozo, los nombres de sus salas son los propios de un castillo: el turista recorrerá la Sala de los Banquetes, la Sala de la Palmatoria o los lagos interiores, conectados por galerías que parecen sacadas de una película de ciencia-ficción.
La gruta mantiene una temperatura constante entre 16 y 19 °C y una humedad del 98 al 100%, lo que ha sido el caldo de cultivo ideal para permitido preservar intactas sus estructuras geológicas. Gracias a esas condiciones, es una de las cuevas más longevas de Europa, y fue la primera de España en abrir al público, allá por el año 1914.
Cómo visitar La Gruta de las Maravillas
El acceso está cuidadosamente regulado para proteger este ecosistema único: se permite un aforo máximo de 1.000 personas al día, mediante visitas guiadas de 50 minutos. También existe la posibilidad de una visita más técnica y prolongada, conocida como Especial Centenario, de 90 minutos y solo para grupos de hasta 10 personas. El precio de las entradas varía entre 18 y 20 euros dependiendo del día, y es recomendable reservar con antelación, ya que se agotan fácilmente, sobre todo en temporada alta.
Qué ver en Aracena: calles blancas, grutas y jamón
La gruta es solo una de las muchas razones para perderse en Aracena. Este pueblo blanco de estilo andaluz onserva un entramado urbano declarado Bien de Interés Cultural compuesto de cuestas –muchas cuestas– empedradas, casas encaladas y panorámicas naturales se funden con un valioso patrimonio monumental. Sobre el cerro se alzan la Iglesia Prioral y el Castillo Fortaleza, ambos de origen medieval (siglos XII a XV). En el centro, destacan edificios como el Cabildo Viejo o la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, así como un conjunto de ermitas mudéjares.
Además, Aracena presume de un Museo de Arte Contemporáneo al Aire Libre, que convive con obras de arquitectura regionalista firmadas por Aníbal González, el célebre autor de la Plaza de España de Sevilla. Y una parada que no puede faltar en una visita a la zona es el Museo del Jamón – Centro de Interpretación del Cerdo Ibérico. Desde allí parten rutas sonoras autoguiadas que permiten descubrir el entorno natural protegido de Aracena, una de las joyas del ecoturismo andaluz, con dehesas, bosques de alcornoques y castaños, y arroyos que recorren la sierra.
Si se te queda corto, el municipio está rodeado por seis aldeas —Carboneras, Castañuelo, Corterrangel, Jabuguillo, La Umbría y Valdezufre— que suman apenas 976 habitantes y conservan el ambiente de las antiguas comunidades andaluzas como si por ellas no hubiera pasado el tiempo.