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Hogar

Vivienda inasequible: ¿el mayor obstáculo para el crecimiento laboral en España?

María P. Martínez
25/06/2025 17:28:00

La vivienda no es solo el lugar donde vivimos. Es, cada vez más, el centro neurálgico de la economía familiar, el epicentro del malestar social y, como alerta ahora Comisiones Obreras, el nuevo gran obstáculo para el empleo en España. Una vivienda cara no solo impide formar un hogar, también impide formar un proyecto de vida. Y en esa ecuación entra algo más profundo: sin vivienda asequible, no hay consumo, y sin consumo, no hay empleo.

Esta advertencia no es una mera hipótesis ni una consigna sindical más. Según un reciente estudio elaborado por el gabinete de estudios de CC OO y al  que ha tenido acceso El País, si el precio de la vivienda se redujera en un 30%, España podría crear hasta 410.000 nuevos puestos de trabajo en solo cinco años. Pero la cifra es aún más ambiciosa si se mira a medio plazo: 780.000 empleos en una década y un impulso de 50.000 millones de euros al consumo.

Es decir, el drama de la vivienda no se limita a su dimensión más visible: la ansiedad de los jóvenes que no pueden emanciparse, las familias atrapadas por una hipoteca o el inquilino que destina más de la mitad de su sueldo al alquiler. Esta crisis habitacional tiene una dimensión macroeconómica tan seria como ignorada: está drenando la capacidad de gasto de los hogares, asfixiando la economía real y bloqueando el mercado laboral.

Mientras los salarios suben a trompicones y la inflación sigue encareciendo la cesta de la compra, los precios de la vivienda siguen en otra liga. ¿Cómo puede recuperarse un país si el esfuerzo económico por tener un techo se come cualquier mejora salarial? ¿Cómo puede crecer una economía si gran parte de su población está atada por una deuda hipotecaria o alquileres imposibles?

El coste de la vivienda no solo ahoga: inmoviliza

La lógica es simple: si una familia gasta menos en vivienda, gasta más en todo lo demás. Según el estudio, solo en el caso de los alquileres, una reducción del 30% liberaría más de 7.000 millones de euros anuales. Parte de ese dinero —en torno a 2.600 millones— se destinaría directamente al consumo. En el caso de las hipotecas, el ahorro ascendería a más de 1.100 millones, y de ellos hasta 933 millones acabarían también en los circuitos económicos. La vivienda, hoy, actúa como una aspiradora de rentas que podría ser transformada en una palanca de crecimiento si se abordara con valentía.

Pero lo más revelador del análisis no es solo el ahorro que supondría para los hogares. Es su impacto directo en el empleo. Un aumento sostenido del consumo, estimado en 25.000 millones en cinco años, pondría en marcha una cadena de reactivación en sectores clave: comercio, servicios, hostelería, construcción… La política de vivienda, si se quiere, también es una política laboral.

El estudio apunta, además, a un tema tabú en España: la vivienda como inversión segura y rentable. Con una rentabilidad del 12,9% en 2024, supera ampliamente cualquier depósito o bono del Estado. Esta lógica especulativa convierte el acceso a la vivienda en una carrera imposible para los que solo quieren vivir, no invertir. Y bloquea cualquier intento de regulación por el miedo a desincentivar a los inversores, aunque el coste social sea insostenible.

La vivienda debe dejar de ser tratada como un activo financiero y empezar a ser entendida como un derecho esencial y un instrumento de cohesión social. Abaratar su coste —ya sea con promoción pública, control de precios o incentivo fiscal— no solo es justo, también es eficaz. Elevaría el bienestar social, dinamizaría la economía y abriría las puertas del empleo a cientos de miles de personas. @mundiario

por KaiK.ai