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Hogar

El estilo Memphis y la MADERA NOBLE conquistan el futuro retro

JOHNNY ZURI
24/07/2025 08:21:00
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¿Vuelve la MADERA NOBLE con más fuerza que nunca? El estilo Memphis y la MADERA NOBLE conquistan el futuro retro

Estamos en julio de 2025 en cualquier salón del mundo donde los muebles comienzan a hablar en voz alta otra vez. La madera noble ya no susurra en bibliotecas olvidadas ni se esconde detrás de cortinajes pesados. No. Hoy vuelve con carácter, sin pedir permiso y acompañada de un aliado inesperado: el estilo Memphis. Una pareja tan improbable como encantadora. Y sí, la madera noble está de regreso, pero no sola ni aburrida como en aquellos catálogos color sepia de los 60.

“¡El nogal y el mármol se toman de la mano y bailan sobre alfombras geométricas que parecen sacadas de una discoteca postmoderna!”. Esto no es decoración: es narrativa visual. Y lo digo sin exagerar, porque lo he visto.

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“Lo clásico se reinventa cuando deja de pedir perdón”

Hace tiempo, la boiserie era ese mueble que uno esquivaba en casa de los abuelos. Imponente, robusta, con ese olor a cera y linaza que te perseguía durante horas. Era funcional, sí, pero sobre todo jerárquica: marcaba poder, gusto, estabilidad. Se originó en la Francia barroca, claro, como casi todo lo que quiso aparentar más de lo que era. Y, sin embargo, aquí estamos, siglos después, devolviéndole su lugar en casas donde Alexa manda pero la madera decide el tono emocional.

Lo curioso es que no se trata de una nostalgia melancólica, sino de una recuperación irónica y creativa. En lugar de replicar, reinterpretamos. Y es ahí donde el Memphis aparece como invitado inesperado: disruptivo, colorido, exagerado, casi infantil.

¿Puede una estantería de cerezo y líneas puras convivir con una mesa de centro en forma de zigzag fucsia? La respuesta es: no solo puede, sino que debe.

“Memphis es una carcajada en medio de un salón demasiado serio”

Descubrí el Memphis hace años en un libro polvoriento de diseño, pero fue en Milán donde lo entendí. Frente a una silla imposible —azul, esférica, y con patas de metal dorado— supe que aquello no era una broma: era un manifiesto. Ettore Sottsass y su pandilla de genios querían molestar, y vaya si lo lograron. El Memphis nació para romper y hoy renace para mezclar.

Ya no se limita al plástico de los años 80. Hoy aparece abrazando madera, mármol, terciopelos y metales nobles. Es como si un diseñador loco hubiese abierto el piano de cola de Chopin y le hubiese metido un sintetizador de los Pet Shop Boys. Funciona, contra todo pronóstico. De hecho, es esa disonancia la que lo vuelve magnético.

Por eso, cuando veo un aparador de nogal con incrustaciones turquesa y tiradores de latón en forma de triángulo, no veo un disparate. Veo futuro.

Origen: Estilo Memphis: vuelve la decoración de los 80

El salón donde la contradicción se vuelve estilo

No hay nada más vintage que la madera tallada a mano ni más futurista que un mueble Memphis con colores de videojuego de 8 bits. Juntos, esos dos mundos construyen una casa que no copia épocas, sino que las convierte en ingredientes. La tendencia no es simplemente decorativa: es filosófica. ¿Por qué vivir en un catálogo cuando puedes habitar un collage?

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El resultado no es solo visual. Hay una emoción ahí. El tacto rugoso del roble. La carcajada de una lámpara asimétrica. El silencio espeso de una boiserie que guarda secretos. Lo retro y lo atrevido, lo sobrio y lo absurdo: todos juegan en el mismo tablero.

Y así, mientras los algoritmos nos dictan qué comprar, los hogares que realmente respiran son aquellos que mezclan sin miedo. Que colocan una silla Memphis como quien deja una bomba de pintura en medio de una biblioteca inglesa. Que abrazan el nogal, el cerezo o el ébano, no por lo que fueron, sino por lo que pueden decir hoy.

“No hay innovación sin rescate, ni estilo sin memoria.”

Y no lo digo yo, lo dice cada objeto que rescatamos del olvido para devolverlo al ahora con un guiño de ironía.

El arte de mirar hacia atrás sin quedarse atrapado

¿Qué tienen en común un salón Luis XVI y un loft neoyorquino de paredes blancas y cables a la vista? Nada… hasta que aparece una boiserie pintada de verde pistacho flanqueada por dos sillones Memphis como sacados de un videoclip de Grace Jones.

Las tendencias no se dictan: se provocan. Y esta, la que une madera noble con color y geometría, lo hace con una osadía que muchos no entenderán hasta dentro de unos años. Pero ahí está el encanto. Como todo lo verdaderamente elegante, necesita tiempo para ser comprendido.

Y mientras tanto, los valientes —o simplemente los cansados del gris y el blanco absoluto— ya están tomando nota. O mejor dicho: ya están mezclando. Con esa deliciosa falta de respeto por las normas que solo da la libertad.

Filosofía Memphis con corazón de roble

Si el Memphis es una broma elegante, la madera noble es su contrapeso emocional. Y juntas crean algo tan raro como necesario: una estética que no pide permiso. La geometría vibrante se convierte en piel, en estructura, en altar. Y lo que antes parecía incompatible —el alma artesanal del nogal y la locura pop del poliuretano— ahora se da la mano en un vals retrofuturista.

Los materiales no mienten. La madera sigue oliendo a bosque, aunque esté pintada de rosa chicle. El mármol pesa, aunque tenga forma de arcoíris. Y eso, en un mundo de simulacros, vale más que mil renders.

“No hay hogar sin historia. Ni historia sin contradicciones”

Así que sí, la madera noble ha vuelto, pero no lo ha hecho sola. Vuelve en compañía del Memphis, de lo absurdo, del color, de lo geométrico. Vuelve no para replicar salones de antaño, sino para recordarnos que el hogar es un experimento constante, una obra abierta, un lugar que no tiene que complacer a nadie salvo a quien lo habita.

¿Te atreves con una estantería con forma de rayo sobre una boiserie con molduras? ¿Colocarías un espejo de marco neoclásico encima de una consola fucsia y azul eléctrico? Si la respuesta es sí, bienvenido. Si la respuesta es no… también. El estilo Memphis no necesita tu permiso, y la madera noble no se ofende. Esperará.

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

Porque el diseño que vale la pena no es el que se impone, sino el que resiste. Y estos muebles —a su manera loca o solemne— resisten.


¿Será este el comienzo de una nueva elegancia impensada? ¿Estaremos al borde de una era donde el nogal y el neón decoren el mismo salón? ¿Y si el buen gusto fuese, después de todo, una buena contradicción?

por Johny Zuri Magazines